Mi vida antes de que empezara esto de la pandemia era todo alegría, fiesta, jolgorio... no me lo creo ni yo,
La historia es que para mí 2020 iba a ser el año de hacer todo lo que quería hacer y nunca tuve tiempo o el miedo me lo impedía hacer.
Con mucha ilusión, a principios de año empecé a preparar mi viaje a Madrid para el concierto del Décimo Aniversario de Salduie que iba a ser el 14 de marzo, en marzo también iba a empezar a tomar clases en una autoescuela para superar mi amaxofobia y también me había animado ir al hospital para empezar a arreglarme la boca porque necesitaba cirugía.
Por fin iba a poder empezar a arreglarme esta piñata desastrosa que tengo, cuando a finales de febrero me avisaron que el 12 de marzo ya tenía programada la primera de las cirugías. Fastidio máximo por el concierto que me iba a perder... Me iba a perder... el día 11 de marzo me llaman diciendo que me cancelan la cirugía justo al poco de decretarse el estado de alarma. También se vio cancelado el concierto al que tenía tantas ganas de ir... y así todo.
Eso del estado de alarma era poco menos que un estado de histeria y pánico colectivo ante un virus altamente contagioso que se propagaba con la misma rapidez que un falso rumor, con la fatal consecuencia de que no era el buen nombre sino la vida de quien lo padecía la que quedaba marcada.
Con ese panorama me vi confinada en mi casa... o sea, ahora tenía un nombre a como estaba viviendo desde el 24 de junio de 2019 cuando le dieron el alta a mi madre tras estar hospitalizada 30 días. Sin salir a la calle salvo a la farmacia, a comprar lo imprescindible y al médico, ¡coño!, lo mismo que hacía antes. En aquel momento me hizo gracia la reacción de la gente asaltando los supermercados (recuérdese lo del papel higiénico, la fiebre de la repostería casera y los distintos planes "culturales" que salían cada semana) y la cantidad de iniciativas anti aburrimiento.
A ver, reconozcámoslo, hubo unos días que fueron un caos en todos los sentidos, miento, fueron semanas. Lo que no falló desde el primer día del confinamiento fueron los aplausos a las 8 y protección civil cantando cumpleaños feliz. Viviendo en un pueblo el aburrimiento es soberano de por sí, por lo que me propuse aprovechar el tiempo.
Empecé a hacer listas de cosas que quería hacer durante 2020 y cosas qué hacer durante el confinamiento. Un par de listados chorra que no tenían más finalidad que entretenerme y no estar tanto metida en redes sociales leyendo y entrando con piques que no llevan a ninguna parte y crean acidez de estómago.
Me gustó la idea de inventar cosas con materiales caseros para distraerme ya que música no podía escuchar ¿os imagináis todo el confinamiento sin poder poner música en casa? Cosas de convivir con una persona dependiente que no soporta la música que me gusta y no poder usar auriculares ya que al tener que estar pendiente de ella necesito tener todos los sentidos operativos. Ha sido y es duro porque me ha limitado mucho el poder escuchar mi pedazo de lote de CDs que pedí a Base Records y que no he podido escuchar.
Retomando el hilo, me propuse aprovechar el tiempo para no perder la poca cordura que me queda y, no sé, haciendo balance me he dado cuenta de que he hecho bastantes cosillas y he aprendido un montón de cosas.
MANUALIDADES VARIAS.
Hacer trabajos manuales ha sido la actividad estrella de muchas personas durante estos últimos seis meses.
En mi caso, ha sido experimentar con materiales de todo tipo para fabricar cualquier cosa que se me pasase por la imaginación con los materiales que encontraba en casa.
Tal vez el tocado íbero orientalizante hecho con cadenitas de bisutería, un folio garabateado con un boceto en sucio de un dibujo fallido, un tetrabrick de zumo, hilo, cuerdas y pintura titanlux oro sea lo más llamativo pero no ha sido lo único.
Me ha dado tiempo a pintar una teja, a aprender a hacer arandelas caseras con un alambre y aprender a hacer cosas con ellas. Empecé haciendo una pulsera y terminé haciendo un tutorial de cómo tejerte tu propia cota de malla con arandelas.
FÁBRICA DE MASCARILLAS CASERAS DE TODO TIPO Y COLORES.
Hacer trabajos manuales ha sido la actividad estrella de muchas personas durante estos últimos seis meses.
Ha habido quienes han sacado su lado creativo y su faceta como diseñadores y diseñadoras de moda fabricando el que será un complemento estrella hasta nuevo aviso. Sí, me refiero a la fabricación casera de mascarillas/cubrebocas.
Ya sabemos gracias al bombardeo indiscriminado por tele, radio e internet que este complemento de moda llegó a ser el más escaso, caro y cotizado por toda la población. Buscar culpables de esta carestía es entrar en un bucle de si tú o si yo por lo que preferí afanarme en buscar plantillas y materiales para hacerme las que me dio la soberanísima gana. Aquí al lado tenéis una foto con una morada a juego con las gafas de sol y abajo mi colección incluida una máscara de médico de la peste y la mascarilla lorica segmentata, por si la cosa se pone chunga de verdad.
COSTURA HISTÓRICA EN CUARENTENA.
Tenía muchas ganas de hacerme algo de indumentaria de estilo ibérico pero con rasgos orientalizantes. Fueron solo dos prendas muy sencillas y por capricho puesto que aun siendo ambas cosas de lino, tal vez la gama cromática del manto no fuera demasiado acertada por el abuso de los tonos purpúreos y rojizos.
Esto me garantizó varias tardes de entretenimiento entre puntada y puntada así como tener una excusa para poder acercarme a conocer gente nueva por redes sociales y resolver dudas sobre recreación histórica.
También aprovechando (o malgastando, según por donde se mire), le metí un buen tute al estandarte de mi mvnipcipivm y aprendía a hacer sujetadores nada históricos a medida, todo por no pensar o pensar demadiado.
UN ANUNCIO MUY ESPECIAL.
No, no soy yo la embarazada. Es una de mis mejores amigas y su marido que han aprovechado muy bien la cuarentena y por los que se han ido, ellos van a contribuir trayendo una nueva vida.
Ni me lo pensé y me puse a hacerle una mantita/toquilla y un gorrito con orejitas. Creo que se han quedado bonitos ¿no?
HACER DE COMER Y EXPERIMENTAR CON RECETAS DE APICIO.
Que me gusta cocinar, eso no es nada nuevo. Lo que sí es una novedad el experimentar en la cocina probando a hacer recetas de Apicio y de otros autores grecolatinos que los amigos de Abemvs Incena (link a blog aquí).
Aunque tengo aún muchas recetas para experimentar, hay dos que se han convertido en mis preferidas: el pollo al estilo númida y la tarta de queso con semillas conocido como SAVILLIVM.
También he estado experimentando mi faceta de hortelana criando durante el confinamiento unas cuantas tomateras que han sido mi alegría y me han aportado un par de kilos de buenos tomates así como recuperar las recetas de siempre como mis famosas croquetas de las que incluyo una foto de la masa a falta de añadir de las croquetas hechas y fritas.
Pero no todo han sido recetas magistrales, también probé a hacer burritos con tortilla de patatas y salsa. El resultado fue que estaba muy bueno, pero era extraño eso de meter una tortilla dentro de otra tortilla.
LEER Y APRENDER.
No he podido evitar matricularme en varios cursos on line y leer unos cuantos libros aparte de ver vídeos y hacer todos los desafíos que han ido lanzando en estos meses extraños distintos colectivos como el Museo Arqueológico Nacional a través de Instagram y Twitter. ¡Ese maravilloso escape room de Twitter que será recordado por generaciones!
Pero gracias al confinamiento, se ha agudizado el ingenio y muchos divulgadores de recreación histórica han empezado a dar charlas divulgativas en directo a través de las redes sociales casi cada semana. De esos directos, me he hecho fija en los que nos ofrecen los amigos de Mos Religiosvs y el Dúo de novelistas históricos Ángel Portillo y Sergio Alejo Gómez del grupo de recreación histórica Barcino Oriens.
Estas son algunas de las cosas que he hecho en estos meses, ¿útiles y productivas? No lo sé, pero al menos me he entretenido, he hecho amistades por redes sociales, he aprendido y se me ha hecho más llevadera esta situación tan atípica en la que todo lo que conocemos y que ha puesto a punto nuestra paciencia sacando tanto todo lo bueno como lo malo que llevamos dentro.
Ahora es tu turno ¿y tú que has hecho de productivo durante el confinamiento?