¿Cómo vivís los conciertos? ¿Cómo los preparáis? ¿Qué hacéis después de salir del concierto?
Antes de los conciertos, somos muchos los que vamos preparándonos para el día escuchando las bandas, viendo qué llevar de ropa y qué no, estamos pendientes de la climatología y hablamos con nuestros colegas habituales para quedar en tal o cual sitio antes para echar una cerveza. Esto desde el punto de vista del público porque, por ejemplo, cuando vamos como prensa, a estos preparativos se les añaden otros como los materiales que necesitemos llevar para el desempeño de nuestro trabajo así como realizar los contactos previos con nuestros medios, quienes organizan o con los músicos, si se puede, para ir atando cabos de acreditaciones, pases para fotografía, concertar entrevistas, sincronizar horas de entrada y salida de la sala para colocación de equipos (sobre todo si se piensa grabar en vídeo).
Pero si nos ponemos a hablar de rituales previos al concierto, tal vez los integrantes de las bandas sean los que más sepan de este tema. Muchos de estos rituales están vinculados con las supersticiones, la motivación, la unidad de la banda, la actitud sobre las tablas... muchas veces, antes de saltar al escenario, en las bambalinas, quedan esos momentos íntimos de preparación mental y de unión entre integrantes que muchas veces, al otro lado, los que habitamos en la cuarta pared escénica desconocemos.
Plantear este tema no lleva más intención que la de poner en valor la belleza del un instante, que no siempre se ven y que conlleva una carga emocional tremenda, un momento mágico que algunas personas ajenas a las bandas tienen el privilegio de asistir y compartir con la banda. De esos momentos que duran menos de un suspiro, rara vez se olvidan, rara vez...
Queramos o no, esos actos se pueden considerar rituales previos al concierto y pueden darnos pistas muy interesantes de cómo nos relacionamos con el mundo de la música, y para ser más concretos, con la música metal y cuáles son las características principales de estas relaciones.